El proyecto RuralCare tiene como finalidad apoyar a las personas para que puedan permanecer en su domicilio hasta el final, si ese es su deseo y hacerlo manteniendo su estilo de vida. Uno de los elementos claves del proyecto para contribuir a dar sentido a la vida de las personas, es la dinamización del territorio con la finalidad de que éste se constituya en un entorno que ofrezca alternativas para la participación en actividades significativas, mediante el trabajo colaborativo, el liderazgo natural de cada territorio, la integración, la cohesión social y la interacción social.
El pasado día 7 de abril de 2022 el proyecto RuralCare organizó, en el Centro de Interpretación de la Naturaleza de Matallana, en Villalba de los Alcores (Valladolid), una jornada de buenas prácticas y experiencias para la dinamización del entorno rural llevadas a cabo a nivel local, regional e internacional.
La jornada posibilitó un espacio enriquecedor que permitió compartir experiencias y aprender conjuntamente para favorecer la transferencia y réplica de aquellas metodologías y prácticas que han conseguido transformar territorios en oportunidades para la participación comunitaria y el avance hacia una sociedad inclusiva en la que todas las personas puedan encontrar un espacio propio.
Elementos clave en el proceso de dinamización
Josefa Martín, experta en dinámicas de desarrollo comunitario en entornos rurales, comenzó con una ponencia que orientó acerca de algunos de los aspectos a tener en cuenta para potenciar las oportunidades que puede ofrecer el territorio. Dinamizar es imprimir rapidez y velocidad en un proceso que no tiene final; tiene que ser abierto, fluido, inclusivo, comprensible y participativo; sus elementos clave son un enfoque territorial, y ascendente, partenariado integrador, red y cooperación y gestión de proximidad.
Intergeneracionalidad
Para conocer ejemplos concretos de prácticas de dinamización adaptadas a diferentes comunidades y contextos, la jornada contó con Juanjo Pulido en representación de UNDERGROUND Arqueología, Patrimonio y Gente, quien expuso actuaciones dinamizadoras que han facilitado a las personas mayores oportunidades de interacción social y participación en procesos culturales. Hicieron especial hincapié en la importancia de la intergeneracionalidad para conseguir un medio rural más cohesionado y conectado, y por tanto mejor preparado para futuros retos.
Gema de la Fuente, Técnico de la Federación de Jubilados y Pensionistas de Soria, también destacó la importancia de la intergeneracionalidad al explicar como ejemplo de buena práctica y aprendizaje constante el modelo de dinamización puesto en marcha en Langa de Duero, que ha utilizado la metodología de los grupos focales para identificar intereses comunes y ha conseguido involucrar a personas de diferentes edades en proyectos locales que han trabajado cuestiones como el reciclaje, la seguridad vial o la recuperación de tradiciones, en favor de una comunidad cohesionada y proactiva.
Factores sociales como condicionantes de la salud
“Si la mayor parte de los condicionantes de la salud son sociales, así deben ser sus remedios”; Emiliano Rodríguez Sánchez, Médico de Familia en Salamanca y colaborador en múltiples proyectos nacionales e internacionales, puso el foco en la importancia de “recetar salud”, refiriéndose a los riesgos de normalizar la medicalización de procesos a menudo generados no tanto por factores de salud, sino por factores ambientales y sociales, y por tanto deben ser tratados desde esta perspectiva, priorizando aspectos como el estilo de vida y las relaciones sociales para el bienestar de las personas.
Perspectiva internacional
La perspectiva internacional la aportó Francesco Casabianca en representación de “Quartiers Solidaires et Villages Solidaires” (pueblos y barrios solidarios); una iniciativa llevada a cabo en el Cantón de Vaud, Suiza, que desde el año 2002 ha desarrollado 37 proyectos en favor de la integración de las personas mayores en el seno de sus barrios y comunidades. El proyecto incide, de nuevo, en la importancia de la intergeneracionalidad y de entender la diversidad de las personas como factores clave para lograr una comunidad más cohesionada en la que sus integrantes tengan un papel más activo.
Dar voz a la experiencia
Isabel Vega y Ãngel de Prado aportaron la visión y experiencia de los Colectivos de Acción Solidaria de Castilla y León, entidad que trabaja desde hace años en el medio rural, desde la cercanía, la escucha y la participación. “Contribuir a dar sentido a la calidad de vida de las personas favoreciendo su participación es importante; pero si además se hace escuchando a quienes llevan años trabajando en el territorio, se aprovecha un importante camino que ya está hecho”.
La riqueza de las relaciones interpersonales
Otro ejemplo concreto de buenas prácticas, esta vez desde la Comunidad de Madrid, es el de la iniciativa de La Konectiva, de la Fundación Aprocor. Nieves Casas y Ester Ortega explicaron cómo trabajar la construcción de comunidad a partir del vecindario, poniendo el foco en las relaciones que se establecen entre las personas, y la riqueza que se genera cuando vecinas y vecinos con capacidades diversas contribuyen al bien común con acciones concretas y gratuitas. La Konectiva desarrolla un modelo basado en el propio territorio (vecindario o comunidad), orientado a la relación y conexión entre personas y basado en el potencial y los activos de las personas -en vez de sus limitaciones-, que está dirigido por los propios ciudadanos y ciudadanas y está enfocado hacia la inclusión social.
Los cuidados como bien común
El cierre de la jornada estuvo a cargo de Marisol Tundidor Gago, quien además de psicóloga gerontóloga, se define como amante y defensora de entornos amigables y dinámicas comunitarias. Marisol explicó “La necesidad de entender el cuidado más allá de la dependencia y pensarlo desde diversos ámbitos de la vida cotidiana. Entender el cuidado como organización social, como un bien común que orienta a la acción colectiva de iniciativas comunitarias integradoras e inclusivas, adaptadas al entorno rural, que ofrezcan y fortalezcan la sensación de pertenencia y de utilidad a la comunidad, de cercanía, proximidad, identidad y vinculación comunitaria”. Con jornadas como esta, insistió, “se avanza en una apuesta firme, coherente, sostenible, comprometida y conectada con lo local, aprovechando los recursos existentes y creando trabajo en red”.
Transversalidad y creatividad en la práctica de dinamización comunitaria
Además de las ponencias, la jornada contó con una exposición de seis pósters que representaban más ejemplos de buenas prácticas en dinamización comunitaria llevados a cabo por diferentes organizaciones.
Ricardo Velasco, Alcalde de Ventosa (La Rioja), presentó el proyecto Un kilómetro de arte; un espacio participativo que genera cada año una intervención artística de carácter permanente en el kilómetro físico comprendido entre el inicio del término municipal de Ventosa y la iglesia de San Saturnino. Un punto de encuentro entre lo turístico y lo cultural que entronca con los valores de los/as habitantes de Ventosa y localidades cercanas a través del Camino de Santiago.
Alexandra Posac, en representación de La Candela Teatro y Comunidad, explicó otro ejemplo de cómo el arte puede ser una herramienta de dinamización comunitaria a través de un laboratorio artístico colectivo que promueve la participación social y el desarrollo comunitario para la creación de redes vecinales, la mejora de la cohesión social y el fomento de la participación ciudadana en la ciudad de Valladolid.
Del arte a la cultura de la mano de Fundación Intras, cuyo representante Adrián Pérez nos acercó al Centro Sociocultural Peromato; un proyecto de innovación social donde confluyen servicios de atención social dirigidos a personas en situación de vulnerabilidad y servicios socioculturales dirigidos a toda la población, con el objetivo de generar un espacio de participación, respeto y entendimiento de la diversidad.
La dinamización comunitaria puede jugar también un papel fundamental a la hora de cuidar de las personas cuidadoras a través de la creación de redes de apoyo. Ejemplo de ello es el proyecto Por ti, Por ellos de la Diputación de Valladolid cuyo objetivo fue compartir un marco de reflexión conjunta entre profesionales, agentes sociales y familiares cuidadores, sobre quiénes eran las personas dependientes, qué necesidades tenían y las repercusiones que la prestación de estos cuidados suponía para las personas cuidadoras y sus familias.
La Diputación de Valladolid presentó un segundo proyecto, Nuevas Riendas, enmarcado en el área de envejecimiento activo y a través del cual se ha configurado una Comisión de Trabajo Interdisciplinar, formada por representantes de una buena parte de minucipios de la provincia, que sirve para la renovación continua del Programa de Mayores así como para analizar las necesidades y demandas del colectivo y hacer sus propias propuestas a las instituciones.
Por último, conocimos un ejemplo de cómo la dinamización comunitaria puede también ser vía que facilite la construcción de nuevas narrativas. Naomi Hasson, en representación de la Fundación Doble Sonrisa, explicó la iniciativa Getxo Zurekin, un espacio de experimentación en el ámbito de las comunidades compasivas para la sensibilización social, formación e investigación en torno al bienestar y la mejora de la calidad de vida de las personas en situación de dependencia y de final de vida, aprovechando las fortalezas y redes comunitarias existentes.
Esta jornada ha evidenciado, una vez más, la necesidad de enfocar los cuidados hacia un modelo centrado en la persona y en la comunidad, que respete el medio y el contexto de cada territorio y ponga en valor los recursos ya disponibles, innovando en las formas de promocionar su potencial y en favor de una sociedad más cohesionada e inclusiva, que favorezca los cuidados en todas sus formas.
RuralCare sigue avanzando en el pilotaje de su modelo y en futuras etapas del proyecto, celebrará más jornadas de buenas prácticas e intercambio de experiencias y conocimiento.