La Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión de la Comisión Europea ha publicado la guía “Experimentación social; una guía práctica para promotores de proyectos”.
Se trata de una herramienta práctica que combina conocimiento y experiencia, con cierta información teórica, proporcionando una sólida comprensión de la experimentación social y consejos prácticos para el desarrollo de proyectos.
La guía, que incluye una variedad de ejemplos sobre herramientas, modelos y métodos utilizados, incluye al proyecto RuralCare como una de estas buenas prácticas. Destaca especialmente las fases y metodología empleadas durante la elaboración del proyecto, las cuales se describen a continuación.
En primer lugar, la importancia de involucrar a los responsables políticos que participan en la definición de las políticas sociales, garantizando así su compromiso e incrementando por tanto el impacto a nivel de política social. Con este objetivo, en la fase inicial del proyecto, los/as responsables de RuralCare realizaron entrevistas con los alcaldes de los municipios de los territorios piloto para conocer sus intereses y necesidades, haciéndolos partícipes de todo el proceso.
Otro aspecto de RuralCare destacado en la guía es el hecho de tener en cuenta, por un lado, una amplia revisión literaria de buenas prácticas existentes; por otro, un análisis en profundidad del estado y contexto del territorio, y dar forma al proyecto a partir de contrastar ambos y diseñar así un modelo sostenido en prácticas con éxito contrastado y a la vez adaptado a la particularidad del territorio.
La guía también pone en valor el enfoque centrado en la persona de RuralCare. Poner en el centro los planes de vida individuales de las personas usuarias, a partir de entrevistas personales que conducen a un acuerdo entre usuario/a y profesional en función de las expectativas y deseos vitales, se pone como ejemplo de un modelo que consigue integrar un enfoque centrado en la persona, con actividades de empoderamiento para beneficiarse de su participación activa en el diseño y la ejecución del piloto.
Finalmente, la guía destaca el proceso de diseño que RuralCare ha seguido para garantizar la escalabilidad y transferencia de sus resultados. En primer lugar, llevar el piloto a 74 municipios; con los resultados, desarrollar un estudio de viabilidad para su implementación en toda la región y elaborar una hoja de ruta para su implementación; por último, presentar el proyecto a otras regiones y elevar los aprendizajes a nivel nacional para contribuir a la política de cuidados de larga duración.
Por todo ello, RuralCare ya es ejemplo de buena práctica para el diseño de proyectos de innovación social cuyos aprendizajes y resultados puedan ser transferidos y escalables a otras regiones, lo cual es objetivo último de los planes de financiación que la Comisión Europea pone a disposición de sus estados miembros en pro de una continua mejora de la política social.